Choque de Gigantes: ¿Guerra Comercial o Punto de Inflexión para el Inversor?
Logo CIMC

Choque de Gigantes

Por: Prof. Enrique David Ortega Zambrano
Fecha: 05-04-2025
Logo CIMC

El mercado estadounidense vuelve a colocarse en el ojo del huracán, esta vez impulsado por una nueva ola de tarifas arancelarias impulsadas por la administración de Donald Trump. Lo que en principio parecía una jugada proteccionista aislada, ha encendido la chispa de una respuesta global sin precedentes: los países más afectados, encabezados por China, han comenzado a organizarse como un bloque comercial dispuesto a responder con la misma moneda.

Estamos ante un momento bisagra en la economía global. Las reglas del juego podrían cambiar, y para quienes saben leer entre líneas, podría ser también un momento clave para detectar nuevas oportunidades de inversión.

¿Qué desató la tormenta?

La política arancelaria estadounidense no es nueva, pero su reactivación en el 2025, bajo un enfoque aún más agresivo, ha hecho tambalear los cimientos del comercio global. Aranceles a productos estratégicos y restricciones a importaciones de manufacturas han generado un efecto dominó.

El mensaje es claro: Estados Unidos busca recuperar terreno y controlar su balanza comercial. Pero el costo de esta estrategia puede ser más alto de lo previsto.

La respuesta: un bloque como nunca antes

Por primera vez en mucho tiempo, los grandes jugadores perjudicados han dejado de lado sus diferencias para formar una coalición. China lidera este bloque, seguida de India, Indonesia, Vietnam, Corea del Sur, y con un apoyo creciente desde ciertos sectores de la Unión Europea. La premisa es clara: si Estados Unidos impone barreras, ellos responderán con medidas coordinadas.

Este contraataque no solo se plantea en forma de represalias arancelarias, sino también en la creación de acuerdos comerciales que excluyen a EE.UU., promoviendo la cooperación interasiática y euroasiática. Un movimiento geopolítico que podría cambiar el tablero mundial.

Riesgos latentes para el mercado estadounidense

La falta de negociación y la escalada de estas tensiones pueden traer consecuencias no menores para la economía estadounidense y su mercado de capitales:

  • Pérdida de competitividad internacional: Exportadores estadounidenses ya comienzan a sentir el peso de las represalias. Acceso más limitado a mercados clave = menos ventas + reducción de márgenes.
     
  • Aumento de costos internos: Los consumidores y empresas comienzan a pagar más por productos e insumos importados. La inflación, que parecía controlada, podría volver al centro del escenario.
     
  • Inestabilidad bursátil: El S&P 500 y el NASDAQ ya han mostrado retrocesos significativos. La volatilidad se ha convertido en la norma, y los inversores navegan en aguas turbias con una brújula que parece girar sin control.
     

También China y Asia pagan un precio

Desde luego, las empresas asiáticas tampoco salen ilesas:

  • Menor acceso al consumidor estadounidense: Gigantes como Alibaba, BYD, Foxconn o SMIC enfrentan recortes en pedidos y presión sobre sus ingresos.
     
  • Desaceleración temporal en exportaciones: Las compañías deben rediseñar sus rutas comerciales, algo que lleva tiempo y dinero.
     

Aun así, muchos ya están virando hacia nuevos mercados emergentes y apostando por el fortalecimiento de la demanda interna.

 

¿Y la oportunidad? Invertir en el nuevo eje económico

Aunque a primera vista todo parezca sombrío, la realidad es que en cada fractura global también surgen oportunidades:

  • El mercado interno chino se fortalece: Con políticas de estímulo enfocadas en consumo, infraestructura y tecnología, el gobierno busca dar un nuevo impulso a la economía local.
     
  • Auge en sectores tecnológicos e innovación: Desde chips hasta inteligencia artificial, China está invirtiendo como nunca en romper la dependencia tecnológica externa. ETFs enfocados en tecnología china ya están captando la atención de fondos internacionales.
     

Nuevas alianzas comerciales = nuevas rutas de crecimiento: Si el bloque asiático y Europa consolidan relaciones comerciales más sólidas, el capital podría empezar a fluir hacia proyectos regionales, abriendo caminos de inversión alternativos.